Debo reconocer que esta vez me costó bastante escribir la historia. Las palabras fueron enviadas por Benjamín Valenzuela.
Recuerden enviar sus cinco (5) palabras a edov.tales@gmail.com
"Conocí a Camilo a través de un amigo, lo vi una noche y quedé encantada, era un chico con un carisma especial, nunca he vuelto a conocer a una persona con sus características psicológicas.
Debo decir que soy una persona bastante tímida por lo que no me acerqué a él, debido a esto no supo de mi existencia más allá del saludo, o al menos eso creí yo. Pasó el tiempo hasta que cierto día alguien me agregó a msn, pasaron 2 días más y recién apareció, yo sentí curiosidad ya que como podrán comprender al ser tan tímida mi círculo social no es muy amplio.
Mi sorpresa fue muy grande al saber que era él y en ese momento no solo me hablo, también se declaró, me dijo que le había gustado desde el primer momento lo que me dejó anonadada. De esa forma comenzamos una relación amorosa solo algunos días después de que me contactara.
Todo fue hermoso al principio, era tierno y bastante romántico, me hacía regalos muy lindos y siempre se preocupaba por mí. Mostraba una devoción hacia mí digna de una reina, fue una de las épocas más felices de mi vida. Todo continúo igual hasta que hubo un cambio abrupto en su forma de ser.
Primero comenzó a ser más frío y pasábamos menos tiempo juntos, siempre tenía motivos (o excusas) para no juntarnos, comenzaron a aparecer nuevas amigas en su página personal, las pocas veces que estábamos juntos recibía misteriosas llamadas que contestaba en otra habitación o mensajes que luego de leerlos los eliminaba inmediatamente, a pesar de que nunca fui muy celosa.
Con el correr de las semanas las cosas fueron empeorando, comenzamos a discutir por cosas banales más y más seguido. Todo el amor, el cariño y el respeto que nos habíamos profesado habían pasado al olvido.
Yo no quería aceptar la verdad, pero sabía casi con precisión que lo nuestro había terminado y me sentía muy mal. Le había entregado todo, mi amor, mi tiempo, mi preocupación y por supuesto mi virginidad.
El último día que lo vi fue en su universidad, fui a verlo pensando (estúpidamente) que podríamos arreglar las cosas entre nosotros. Caminé desde el metro hacia la entrada, luego avancé hasta su facultad, no le había avisado pensando en darle una sorpresa. Lo que vi me dejó impactada, algunos metros más adelante estaba él besando a otra mujer, me sentí mareada y un escalofrío recorrió mi cuerpo, hubiese caído sino me hubiese sujetado un muchacho que pasaba junto a mí. Se creó una confusión a mi alrededor, muchas personas me rodearon y Camilo notó la confusión, se volvió hacia donde estaba pero no notó que era yo porque las mismas personas que me observaban cubrían mi rostro.
Me llevaron al centro médico de la universidad, me sentía como en una novela de ficción, pasaron varios minutos, quizás horas antes de que me dejaran marchar. Caminé hacia el metro, en cada parte veía parejas recordando en cada una de ellas a él besando a la otra mujer. Las lágrimas me ahogaban, caminé sintiéndome asquerosa y no noté hasta casi llegar al metro que alguien me iba siguiendo, era el joven que había evitado mi caída. Me miró y me sonrió, que linda era su mirada.
Se acercó a mí y me dijo -lo siento- luego me abrazó, no pude evitar el llanto, sentí que mi corazón se me iba a escapar del cuerpo, lloré por muchos minutos y él continuaba callado, solo me abrazaba de forma tierna pero firme.
Su nombre era Cristián, me contó todo, sabía quien era yo y conocía a Nicolás porque eran compañeros en un ramo pero estudiaban cosas distintas. Me había visto varias veces con él pero también lo había visto con otras mujeres. Por eso no fue casualidad que estuviera a mi lado en aquel momento, me había seguido sabiendo que yo descubriría la verdad, me pidió perdón por no evitarme aquel daño pero era mejor así, saber la verdad pese al dolor.
No supe nada más de Camilo. Con Cristián nos hicimos amigos, luego amantes, ahora llevamos varios años juntos. He contrapuesto algunas veces ambas relaciones y siempre he concluido lo mismo, es lo mejor que pudo haber pasado."
Palabras enviadas por Felipe Pinto, compañero de Universidad.
Lamento no haber escrito algo antes, pero este mes ha sido un real colapso en todo sentido, pero no les quiero dar la lata así que no escribiré mucho más acá. Aunque antes de desperdirme les quiero pedir un favor, ojalá lean el siguiente texto lo más open minded posible, porque es un texto bastante extraño y un tanto pornográfico.
Espero que lo disfruten.
<
Recuerdo que un amigo una vez me dijo "que bien se siente estar ebrio, no borracho sino medio mareado, me tomaría una cerveza cada unas pocas horas para andar todos los días así". Mientras escuchaba la verborrea de ideas que me decía ella me sentía de esa forma, mareado pero no borracho. Por lo que comencé a besar su entrepiernas nuevamente y lamer su vagina, sin pensar en otra cosa más que en su próximo orgasmo, continué lamiendo hasta que mi lengua se concentró en su clítoris, a esa altura bien notorio, separé sus labios con mis dedos pulgar e índice y la penetré de forma candenciosa con el dedo del corazón y el anular, por supuesto el meñique también tenía su función, con cada penetración rozaba la abertura de su ano dándole aún más sensaciones.
"Maldito hedonista" escuché sin detenerme -hedonista- pensé mientras continuaba hasta que su orgasmo inundó mi lengua con fluídos agridulces y su cuerpo no paraba de tiritar. Me recosté con la botella en la mano, bebí de ella y le pregunté "¿Qué es ser hedonista?" mientras le tendía la botella a ella quien la cogió y bebió un largo trago. "Es quien busca la satisfacción de él y de los otros, solo piensa en el placer dejando de lado las otras cosas" fue la respuesta que me dio antes de incorporarse y dirigir sus labios hacia mi pene. -Soy un hedonista- pensaba mientras descargaba mi semen en su boca.
Algunos años después, cuando ya había perdido la cuenta de mis parejas sexuales, recordaba esa escena, que extraño era eso. Era un niño en ese tiempo pero aún así mi personalidad y gustos se encontraban bien definidos, ahora en el presente continuaba siendo igual, salvo que con más experiencias.
Manuel, Manuel, Manuel, el tierno Manuel me mira, me gustan sus ojos pardos y sus movimientos, no es femenino ni tampoco muy masculino, digamos que pertenece al término medio que me encanta y excita. "Hola, ¿quieres ir a tomar una cerveza conmigo?". Directo, así hay que ser. Ahora me gusta más, el tono rojizo que tomaron sus mejillas debido a la sorpresa y a la vergüenza lo hace más deseable.
Sin mucho preámbulo vamos a mi apartamento, ahora se muestra más seguro, ¿cuánto le durará? espero que lo suficiente para que no sea solo un polvo más, quiero una conversación interesante, no me defraudes Manuel.
Excelente, así que dice que no es virgen, una pequeña mentira de su parte, se te nota en los ojos mi inocente pequeño pero tú lo decidiste así cuando me mentiste. Te haré mío, primero los besos, ahora comienza a sentir mi excitación, esto es perfecto, si quieres jugar lo haremos a que tienes experiencia. Yo te mostraré algunos de mis juguetes fetichistas.
Desnudo y esposado eres mío, que placer sentir la presión de tu ano en mi pene. Gime, quiero oírte gritar y jadear en cada una de mis embestidas. ¡Sí! acabar y llenarte de semen se siente delicioso, ahora te toca, pero de otra forma, me recuesto, quiero que continúes en esa posición mientras chupo tu pene. Cuidado muchacho, casi me atoro, se notan tus ansias, mejor con mi mano izquierda controlaré tus movimientos y con la derecha te haré acabar, jugaré contigo a mi ritmo. Hace tiempo no siento el sabor del semen, déjame sentirlo, descárgate en mí.
Horas ya han pasado desde que se fue, continúo acostado y desnudo en mi cama. Mareado, que placer, sexo y cerveza, no creo que encuentre a lo largo de mi vida otra mezcla más placentera.
-¡Es tu maldita culpa!- me gritó ella.
Mientras se vestía de forma apresurada. Yo sabía que tenía razón.
-Mi amor, no puedes irte, te amo como nunca he amado.
-Claro, por eso me engañaste.
"Maldito hedonista" pasó por mi mente, aquella estúpida frase.
-Puedo cambiar por ti, por favor dame otra oportunidad- le supliqué mientras veía la forma de sus pezones a través de su polera, bastante notorios debido al frío de la época. -No puedes irte, te amo y te deseo- estúpido, nunca aprenderé, me deja la única persona a quien he logrado amar y solo pienso en que no volveré a hacer el amor con ella, penetrarla, eyacular en su boca y en su cuerpo, besarla y lamerla, provocarle un orgasmo tras otro hasta que gritara debido al dolor y cansancio de cada músculo de su cuerpo.
Maldito hedonista.
Le tomo su mano pero se suelta y me abofetea. Se marcha sin mirar atrás dejándome de rodillas con lágrimas corriendo por mis mejillas. Al alcance de mi mano está la cerveza, bebo lo que queda de ella y me dejo caer llorando sobre la alfombra.
Maldito hedonista.
"... solo piensa en el placer dejando de lado las otras cosas".
Que sutil y perfecta su venganza. Recuerdo de nuevo la escena, recuerdo a aquella mujer que no volví a ver nunca después de esa noche porque la mujer que amo y que ahora me deja me lo pidió.
Maldito hedonista. Una y otra vez.
Maldito hedonista. >>
Envíe sus 5 palabras al mail edov.tales@gmail.com
Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio